
Democracia directa y participativa
La democracia directa y participativa se ejerce mediante la participación ciudadana en la formulación y decisión de políticas públicas (referendos), la iniciativa popular (iniciativa legislativa), el control social sobre la gestión pública (revocatorias de mandato) y la deliberación democrática según mecanismos de consulta popular (asamblea, cabildos y consultas previas).
A partir de 2005, la democracia dejó de ser exclusivamente representativa y pasó a ser también participativa, trastocando las relaciones Estado-sociedad y abriendo una puerta definitiva para la transición hacia la democracia intercultural. Se amplió la democracia participativa validando el reconocimiento del referendo y la iniciativa legislativa ciudadana –introducidos en la reforma constitucional de 2004–, e incluyendo nuevas figuras como la asamblea constituyente, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo y la consulta previa. Además, se reconocieron saberes y prácticas políticas propias de naciones, pueblos indígenas y comunidades campesinas bajo el rótulo de democracia comunitaria.